
Cada vez que salimos a disfrutar de la naturaleza recogemos un montón de residuos.
La parte positiva es que cada vez recogemos menos envases y colillas de tabaco, pero en contra, cada vez recogemos más pañuelos de papel.
Todo lo que se lleva al campo hay que traerlo de vuelta a casa, no vale la excusa de que algo es biodegradable para abandonarlo en la naturaleza.
Nos falta el sentido del lugar, sentir que pertenecemos al entorno igual que nos sentimos en casa en nuestro hogar. Creemos que al estar en un lugar que no es nuestro hogar o un lugar concreto, como la casa de un familiar o amigo, está permitido todo.
Como si por estar fuera de nuestra zona de confort no hubiera leyes.
En cuanto oímos que algo es biodegradable, pensamos que lo podemos arrojar en la naturaleza pues “ya se descompondrá”.
Hacemos la asociación de que el papel como proviene de los árboles, es algo natural, por lo tanto, podemos abandonarlo en la naturaleza porque no es un residuo. ERROR.
El pañuelo de papel en una situación normal no debería estar allí. Además el papel ha pasado un proceso de tratamiento con diversas sustancias para volverlo blanco y apto para el consumo humano, sustancias ajenas al entorno donde lo arrojemos.
Seamos responsables con nuestros residuos.
“Se parte de la solución, no del problema.”